Desde que desapareció su depredador natural las de rojo provocan
accidentes, destrozan los huertos y remueven la tierra buscando raíces después
de la lluvia. Por las noches merodean por los polígonos industriales y se
acercan a los límites de la ciudad para hurgar en los contenedores de
basura.
Algunos municipios organizan batidas clandestinas que reúnen
a los habitantes más siniestros de la comunidad. Cada vez que los ecologistas
proponen reintroducir el lobo ibérico, los ganaderos salen a la calle con escopetas
y garrotes.
Mientras tanto, ellas deambulan en pequeños grupos, con la mirada
alucinada y mostrando una maraña de pelo color miel bajo sus harapientas
caperuzas. Si se les acorrala cuando van con sus crías -esas deliciosas y
pálidas criaturas- se revuelven y atacan con ferocidad.
En el bar yo no me pronuncio sobre el asunto, pero estoy haciendo
mucho más que todos esos charlatanes para solucionar el problema. Cada
veintiocho días, siguiendo mi naturaleza, acudo al llamado de la luna
llena. Me muerdo el aullido que brota de mis entrañas, y salgo de cacería.
Aquí se puede ver la noticia en la prensa de Molins
Miquel Llobera,del colectivo Enveualta ( una iniciativa estupenda para poder escuchar literatura) ha convertido el micro en un magnífico audio, con su profunda voz y unos cuantos efectos especiales terroríficos. ¡Gracias!
Felicidades! (Dobles)
ResponderEliminarGracias, gracias ;-)
ResponderEliminarMe encanta.
ResponderEliminarMuchas gracias por decírmelo, Leticia. Abrazo
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